Frase del día

Inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer.
(Jean Piaget)

martes, 29 de enero de 2013

El asno de oro (II)

Hoy hemos leído dos capítulos más del libro. En el tercero han invitado a Lucio a una cena donde uno de los comensales cuenta una historia sobre las brujas que arrancan partes del cuerpo de los muertos. Él es contratado para vigilar a un muerto y que no roben el cuerpo con la condición de que si desaparece alguna parte del cadáver, él será el culpable y le arrancarán la misma.
Por la noche una bruja se transforma en comadreja y duerme al vigilante y al día siguiente entierran al muerto creyendo que no le ha pasado nada al cadáver. Durante el cortejo acusan a la viuda de haber envenenado al marido y un brujo resucita al muerto para que diga la verdad de lo que sucedió. El muerto acusa a la viuda y dice que su vigilante defendió el cadáver por la noche pero se ha quedado sin orejas y sin nariz.
En el siguiente capítulo Fotis, la esclava de Milón, llama a Lucio para ver juntos como su señora se convertía en pájaro y Lucio quiere convertirse también él en pájaro, pero Fotis se confunde y se convierte en asno.
Lucio debe comer rosas para volver a ser un hombre pero justo cuando va a comerse la rosa vienen los ladrones y se lo llevaron a su guarida. Allí se encuentra a una doncella que ha sido secuestrada y los dos intentan escapar pero los ladrones los cogen de nuevo y quieren matarlos como castigo.
Seguidamente a la cueva de los ladrones llega un joven y pretende vender a la chica y resulta que es el prometido de la doncella. En un banquete emborracha a los ladrones y huyen a su ciudad natal.
Para el siguiente capítulo se contará la historia de Eros y Psique.
Continuará...

martes, 22 de enero de 2013

El asno de oro (I)


EL ASNO DE ORO

Es una novela romana dividida en once libros, y acabamos de leer los dos primeros.
En el segundo libro le gastan a Lucio, el protagonista, una broma consistente en arrojarle tres odres de vino durante la noche para que crea que son ladrones. Lucio rompe los odres con la espada y cree que los ha matado. 
Al día siguiente dos alguaciles lo llevan al teatro para juzgarlo por asesinato, pero todo el mundo se ríe de él, incluso su anfitrión Milón.Lucio ha caído en la trampa y es la víctima del día del dios de la risa, Momo, pero Lucio todavía no sabe nada. Luego en el teatro le enseñan los cuerpos "asesinados" que resultan ser odres de vino. Todo el pueblo se ríe de él y se va a su casa. 
Este episodio aparece en el Quijote (capítulo 25 del libro 1): Don Quijote sueña que le ataca un gigante y él inconsciente descarga su ira sobre unos odres de vino de la posada donde se hospeda.
By: Laura, André, Yasmina, Bianca (2º Bachillerato)

martes, 15 de enero de 2013

EL BOOM DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA

Hace 50 años un grupo de escritores hispanoamericanos, entre los que destacan García Márquez, Vargas Llosa, Rulfo, Borges, inauguraron una nueva tendencia narrativa: el realismo mágico.

Este consiste en la introducción en las novelas de lo fantástico, lo onírico y lo irracional. Los títulos que cosecharon y aún siguen atrayendo a muchos lectores son: Cien años de soledad (García Márquez), La ciudad y los perros (Vargas Llosa), El túnel (Ernesto Sábato) ... 
A este boom editorial se unieron posteriormente otros nombres como Isabel Allende (Paula, La casa de los espírtitus, Eva Luna...), Laura Esquivel (Como agua para chocolate), Bryce Echenique (Un mundo para Julius)...
A continuación te presentamos un fragmento de la obra más representativa. Que lo disfrutes....

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano
Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el
hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas
a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras
pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente que
muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el
dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados
plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a
conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba
montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una
truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los
sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes
metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y
los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y
los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho
tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada
turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. “Las cosas tienen vida propia
-pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima”.

                                                 Cien años de soledad, Gabriel García Márquez